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Se terminaran las ilusiones con Barack Obama....
Eduardo Ibarra Aguirre
0ALAI AMLATINA - De muy poco le sirvió el premio Nobel de la
Paz 2009 a Barack Hussein Obama, para tomar la primera gran decisión a
su cargo sobre un país ocupado militarmente por Estados Unidos, como es
Afganistán desde el 7 de octubre de 2001, con la denominada,
paradójicamente, Operación libertad duradera.
El abogado de Chicago optó, para decirlo en palabras del cineasta
Michael Moore, por ser “un presidente de guerra”, al asumir como propio
el escenario más militarista de los cuatro que le presentaron los
hombres y mujeres de la Casa Blanca, el Pentágono y su Partido
Demócrata, al ordenar el envío de 30 mil soldados más.
No se anduvo por las ramas el otrora senador por Illinois para encarar
el año más difícil en Afganistán y costoso en soldados estadounidenses
muertos --299 en lo que va de 2009, de un total de 924--, de caída
vertiginosa del apoyo ciudadano a su gestión presidencial y sus
políticas imperiales frente a Irak –con 4 mil 367 soldados fallecidos--
y la República Islámica, que pasó de 56 a 35 por ciento de respaldo, de
acuerdo a la encuesta más reciente de Gallup.
La trascendente decisión de Barack Hussein no sólo pronunciará más la
división de la opinión pública de un país que no supera los embates de
la crisis económica y financiera –generada por la voracidad criminal de
una plutocracia que las exportó al orbe-- y empobreció a las mayorías,
al punto de que “niños estadunidenses están durmiendo en las calles
(Moore dixit), sino que mina a su propia base social y electorado.
Por ejemplo, la agrupación política cibernética moveon org --clave en
promover la elección de Obama--, llamó a cientos de miles de sus
miembros a pronunciarse, vía electrónica, ante la Oficina Oval para
criticar la decisión equivocada al “profundizar nuestro involucramiento
en un pantano”.
La revisión superficial de la milenaria historia de Tierra de los
afganos y mucho antes Ariana, arroja que se ganó a pulso el nombre de
Cementerio de los imperios, en virtud de lo ocurrido allí a Genghis Khan
y el imperio mongol, al imperio británico (1919), la Unión Soviética
(1989) y el pantano (2009) que describen los aún partidarios del
carismático presidente, atributo que no le sirvió a la hora de enfrentar
a los gigantescos intereses del complejo militar- industrial, a los
exportadores de la floreciente industria de la amapola afgana y a Los
señores de la guerra.
Dos vicepresidentes del país son los generales tayikos Mohammed Qasim
Fahim y Karim Khalili, quienes al igual que el asesor militar uzbeco
Abdul Rashid Dostum, están acusados de asesinar a más de 2 mil
combatientes islámicos por asfixia, después de la ocupación de esa
martirizada nación centroasiática. Y del crimen no es ajeno Washington.
Los señores de la guerra disponen de una fuerza paramilitar
responsabilizada de asesinatos, pillajes, secuestros de etnias rivales,
en abierta violaciones de las leyes humanitarias internacionales en las
regiones donde operan dirigidas por esos caudillos, como recuerda Manuel
Navarro Escobedo.
Los planes militares adelantados por el comandante en jefe de las tropas
de USA y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, general
Stanley McChrystal, contemplan la inclusión de los “leales grupos
armados seguidores de los líderes que ostentan los poderes regionales”.
Esos Señores de la guerra se consideran protagonistas políticos en áreas
con escasa o ninguna autoridad central de la que encabeza el presidente
Hamid Karzai, producto de un escandaloso fraude electoral y quien en su
afán de reelegirse buscó el apoyo de esos personajes vinculados a
crímenes de guerra, corrupción y narcotráfico como denunció The New York
Times.
Por el contrario, lo anterior para Obama es parte de “la noble lucha por
la libertad” que ha marcado la historia de Estados Unidos
sábado, 5 de dezembro de 2009
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