Serviços de segurança dos EUA de olho em jornalistas
Annalisa Melandri, de la Asociacion Bolivariana de Periodistas
Somos todos “periodistas terroristas”
La Asociación Bolivariana de Periodistas aún no ha nacido y ya ha sido objeto de atención de parte de los servicios de seguridad de los Estados Unidos.
El periodista colombiano residente en Australia desde décadas, Luis Ernesto Almario, corresponsal de Radio Café Stereo, colaborador de la Agencia Bolivariana de Prensa y de la Asociación Bolivariana de Periodistas ha sido detenido el miércoles pasado, 25 de noviembre, en el aeropuerto de Los Ángeles mientras estaba en tránsito hacia Caracas donde tenía que participar al congreso del Movimiento Continental Bolivariano, (nacido desde la Coordinadora Continental Bolivariana), y al primer encuentro internacional de periodistas bolivarianos y operadores de la información en donde se iba a conformar la Asociación.
Luis Ernesto Almario ha sido detenido por 24 horas en el aeropuerto, interrogado por miembros del FBI y de la CIA, acusado de ser un "periodista terrorista" al sueldo de las FARC, amenazado en cuanto tal de ser trasladado a Guantanamo, chantajeado y deportado en Australia a pesar de la intervención del cónsul a Los Ángeles y después de haberle secuestrado la memoria USB en la que estaba su trabajo y el borrador la prueba de un libro en curso de obra.
El sig. Almario que adjuntó con sacrificio el dinero por el billete aéreo se encuentra ahora de hecho imposibilitado a viajar a Caracas para participar en los eventos en programa. Podrá hacerlo solamente comprando otro pasaje.
Lo que le ha sucedido reenvía a cuanto ya ocurrido algunos meses atrás al periodista colombiano Hernando Calvo Ospina y al consejero del Parlamento europeo del grupo Izquierda Unitaria (GUE/NGL), Paul Emile Dupret, que - en ocasiones diferentes - durante el vuelo Paris/Ciudad de México, fueron informados por los miembros de la tripulación, (en ambos casos la compañía aérea era Air France), que los Estados Unidos no habían concedido la autorización a sobrevolar el propio espacio aereo al velívolo de Air France porqué su presencia a bordo atentaba a la seguridad del Estado.
Lo sucedido reenvía a una serie innumerable de abusos, prepotencias y detenciones injustificadas como la del abogado colombiano defensor de los derechos humanos, Athemay Sterling, detenido en los Estados Unidos con las mismas acusaciones, para llegar hasta la matanza premeditada cumplida el 1 marzo del 2008 contra el campamento diplomático de las FARC a Sucumbiós en Ecuador en donde han encontrado la muerte cuatro jóvenes estudiantes mexicanos además del número dos de la guerrilla colombiana Raúl Reyes y otros veinte guerrilleros.
Ataque llevado en territorio neutral al conflicto colombiano en desprecio de los tratados internacionales entre Estados y a la legislación internacional en materia de Derechos Humanos.
Si ser "periodista terrorista" es la acusación que nos mueve el poder administrado por unos criminales, si ser periodistas a sueldo de la guerrilla colombiana es la acusación que el FBI o la CIA mueven junto a la inteligencia colombiana contra quienquiera utiliza la palabra, el intelecto y el sentido crítico para denunciar los crímenes de Estado cometidos en Colombia, si ser "periodista terrorista" quiere decir ser atentos observadores de lo que sucede en un país atormentado por una dictadura disfrazada de democracia, entonces sí, confesémoslo sin rebozo y sin miedo qué somos todos periodistas terroristas al sueldo de la libertad y de la verdad. Qué también podéis llamar guerrilla.
Siempre es la dignidad que hace la diferencia.
Todos aquéllos siervos del poder, que se venden hoy como hicieron en pasado, para cubrir y esconder el terrorismo de Estado, en Honduras como en Irak, en Israel como en Vietnam, son y serán siempre esclavos de los poderosos. Y los podéis, si quieren, también llamar periodistas
domingo, 13 de dezembro de 2009
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