España decide aumentar la edad de jubilación y recortar gastos para enfrentar la crisis economica na la zona del Euro
Ernesto Tamara
Fuente: Barómetro Internacional
España sigue en recesión y con índices de desocupación cercanos al 20 por ciento, y en estas últimas semanas ha tenido que enfrentar un verdadero bombardeo especulativo, donde la única salida que la Unión Europea le ofrece es aumentar la edad de jubilación, elevar el número de años de trabajo para estimar el monto de las pensiones, y reducir los gastos del Estado.
Sin independencia monetaria tras adoptar el euro como moneda, España no puede devaluar para mejorar su competitividad, ni modificar las tasas de interés para recuperar el crédito interno, sólo le queda castigar a los asalariados. Ante esa alternativa España no está sola, Grecia, Portugal y quizás en breve Italia, en la zona euro, están obligados a repensar la adhesión a la moneda única.
Para muchos economistas, la crisis en esos países podría ser superada más rápidamente, y con menos costos sociales, si no existiera la moneda única y cada país pudiera adoptar el tipo de cambio y las tasas de interés que les permitan recuperar la competitividad de sus industrias. Sin embargo, aunque esa alternativa hace más de un año que se viene mencionando como posible, está prácticamente descartada por las rígidas normas de la Unión Europea. No existe ningún mecanismo para que un país pueda renunciar al euro una vez que lo ha adoptado, y tampoco la posibilidad de ser expulsado de la moneda única.
El debate sobre el abandono del euro no comenzó con la crisis en Grecia y España, sino ya en 2004 cuando la crisis azotaba a Francia y Alemania. En aquel entonces, los dos países considerados las locomotoras de la economía europea, presentaban déficits fiscales muy superiores a los autorizados por la Unión Europea, sólo que ninguna autoridad decidió sancionar o vigilar sus economías como sucede ahora con países más débiles. El gobierno alemán de entonces llegó a plantearse seriamente el abandono del euro para mejor la competitividad y aumentar sus exportaciones. Sólo que no fue necesario debido a la indiferencia de la UE para controlar su déficit fiscal.
Ahora el gobierno de Madrid, está dispuesto a realizar reformas aunque sean a costa de un mayor desempleo, de la desaparición de las inversiones públicas en infraestructuras y de la congelación salarial. Aunque todavía puede adoptar la recomendación de Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, para Grecia y España, que sostuvo se requiere de “grandes sacrificios, como una baja en los salarios”. La pérdida de competitividad de la economía española quedó de manifiesto en el brutal descenso de las exportaciones en relación al PBI. Según datos oficiales, las exportaciones eran el 8 por ciento del PBI en 2008, y se contrajeron al 4,7 por ciento el pasado año.
Además, en un anticipo de los datos del cuarto trimestre de 2009, el Banco de España informó que el PIB retrocedió un 0,1 por ciento respecto al trimestre anterior (una caída del 3,1 por ciento en relación a un año antes). De esta manera se acumulan siete trimestres con caída. Dentro de la zona Grecia, Islandia y Hungría siguen también en recesión. Después que la Comisión Europea decidió someter las cuentas públicas griegas a una vigilancia reforzada, asumiendo que los datos de la economía que brindaban los gobiernos anteriores eran falsos, y exigir fuertes medidas del gasto público, España fue puesta en el centro de la atención y mencionado como el próximo país en caer en una situación de insolvencia de su deuda pública.
Joaquín Almunia, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, ex dirigente del Partido Socialista de España, no le dio ninguna mano al gobierno de su país al afirmar que la situación económica española tenía los mismos problemas que la griega, ya que tras sus declaraciones, una nueva ola de especulaciones bursátiles conmovieron la Bolsa de Valores de Madrid. Anteriormente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) contribuyó a generar incertidumbre sobre España cuando el 26 de enero, insistió que su recuperación era demasiado endeble.
Claro que no fueron sólo las declaraciones del comisario europeo –que debería haber sido más discreto- lo que desató la especulación. También los datos económicos que demuestran que el país sigue en recesión, séptimo trimestre consecutivo con caída del Producto Bruto Interno, y el aumento del desempleo, alentaron el asalto de los fondos buitres, que ya se habían cebado con Dubai y Grecia. “Las suspicacias tal vez se exageren, porque los mercados tienden a sobreactuar, pero a la postre reflejan percepciones basadas en elementos reales: las sospechas sobre la capacidad de España para salir de ésta”, comentó Tomás Baliño, ex subdirector del FMI en el diario El País.
En las últimas semanas, empresarios, economistas vinculados a organismos internacionales, y voceros de la banca, han estado presentando propuestas e ideas de como salir de la crisis. Como era de esperar, todas obedecen a la lógica del liberalismo económico, que es el fundamento que rige a la Unión Europea y la moneda única. Así, el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero terminó por presentar un programa económico que dejó mudo a los voceros del Partido Popular. Tanta ortodoxia neoliberal por parte del gobierno, desacomodó a los radicales derechistas.
En su plan para reducir el gasto, enviado al ejecutivo de la Unión Europea (UE) en Bruselas, el gobierno prevé un déficit público de 9,8 por ciento del PIB en 2010, desde el 11,4 por ciento estimado para el ejercicio pasado. Para 2011 proyecta un déficit de 7,5 por ciento del PIB, mientras que en 2012 bajaría a 5,3 por ciento para llegar a 3,0 por ciento en 2013, tal y como exige el Pacto de Estabilidad de la UE. Según los datos del gobierno español, la deuda pública se sitúa en el 52 por ciento del PIB, pero según las proyecciones del mismo gobierno, entregadas a la Comisión Europea, podría trepar al 74,3 por ciento para el 2012.
Entre las acciones inmediatas para modificar el gasto previsto en el presupuesto del año en curso, la administración de Rodríguez Zapatero mencionó su plan de austeridad, y las medidas fiscales de la futura Ley de Economía Sostenible.
Incluyó, además, las dos grandes y controvertidas reformas en curso: la laboral y la del sistema de pensiones. En su primera versión de la reforma de las pensiones, el gobierno español incluyó en el documento entregado a Bruselas, alargar de 15 a 25 años, la base para calcular el monto de las pensiones, lo que implica una drástica reducción del total a pagar. Ahora se toman en cuenta los ingresos del trabajador en los últimos 15 años para estimar el monto, por lo que llevar ese cálculo a 25 años, repercutirá enormemente en el cálculo final. Además, la propuesta incluye aumentar la edad de jubilación, de 65 a 67 años.
En un primer intento, el gobierno había considerado llevar la edad a los 70 años, tal como reclamaba la gremial de empresarios. Según una versión de la prensa ibérica, el presidente del gobierno se reunió en secreto con los líderes sindicales de la CGT y CC.OO el pasado 29 de enero, y allí decidió aumentar la edad de jubilarse a los 67 años. Además, en su Programa de Estabilidad, el gobierno anuncia recortes del gasto público que en 3 años, sumarán un ahorro de 50.000 millones de euros.
Tanto el gobierno como sectores empresariales justifican las medidas asegurando que es la única manera de salir de la recesión y asegurar las pensiones y jubilaciones del futuro, aunque entonces sean mucho más bajas que ahora. Pero, desde mediados del año pasado existe preocupación por la economía española. Ya en septiembre de 2009 se mencionaba que sumando la deuda pública y la privada, España debía casi un billón de euros, lo que equivalía al 100% del PBI. Algunos analistas advertían entonces que si la deuda seguía creciendo, los inversores dejarían de prestar dinero al Estado y a las entidades españolas, o por lo menos lo harán a unos tipos de interés muy superiores a los actuales.
En ese entonces, el periódico neoyorquino The Wall Street Journal advertía que “esto significaría años de estancamiento, en un país en el que la población se ha acostumbrado al rápido crecimiento de su calidad de vida. Algunos economistas predicen una década perdida, como pasó en Japón”. Junto con el diario, diversos economistas y empresarios comenzaron a exigir cambios en la política económica, exigiendo del gobierno recorte de gastos, especialmente en la seguridad social, flexibilidad laboral, y compromisos de que se cumplirá con los pagos de la deuda pública al costo que sea necesario.
Pérdida de competitividad y ruptura en la zona euro
La Comisión Europea reconoció que Grecia, Portugal, España y otros países de la zona euro tienen problemas estructurales, como pérdida de competitividad desde que son miembros de ese bloque. El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, afirmó que entre los países que asumieron el euro los hay con desequilibrios más o menos grandes. “En esos países, observamos una pérdida constante de competitividad desde su incorporación a la zona euro (…) tienen déficits públicos elevados, con componentes cíclicos y estructurales”, dijo. Esa falta de competitividad y la rigidez de las normas de la moneda única, ha despertado el debate sobre la posibilidad de que algunos países se aparten del euro, lo que ha motivado el desmentido del Banco Central Europeo.
Los rumores sobre la desaparición de la eurozona son exagerados, afirmó el consejero del Banco Central Europeo (BCE), Ewald Nowotny. En declaraciones a la prensa la semana pasada, Nowotny consideró que el tipo de cambio de la moneda común y en general su comportamiento frente a otras divisas no constituye motivo de preocupación. Pese al desmentido de Nowotny, la semana pasada se mantenía la especulación de que Grecia podría ser el primer país expulsado de la zona euro, no de la Unión, aunque no existe legalmente se posibilidad. El viernes 5 de febrero, la estabilidad del euro se vio afectada cuando los inversores se desprendían de activos en la moneda única ante los temores de que los países más endeudados, España, Grecia y Portugal entraran en una situación de impago.
El miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, Ewald Nowotny intentó quitar importancia a la drástica caída del euro, que llegó a su nivel más bajo contra el dólar desde mayo de 2009, y calificó de “absurda” la posibilidad de una ruptura en la eurozona. Los medios financieros informaron entonces que por segundo día consecutivo, inversores en Estados Unidos y Asia se desprendieron de los activos de riesgo y se trasladaron a la seguridad de los bonos del Tesoro estadounidense y del yen japonés. ”El mercado está observando de cerca la capacidad de cada país de pagar sus deudas. Si la confianza se pierde, las tasas subirán significativamente”, dijo Erkki Liikanen, otro miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo el pasado viernes.
”Los problemas que está atravesando España para superar la crisis son el mejor ejemplo de las desventajas de compartir la moneda única”, afirmó el diario The Wall Street Journal, que advirtió que “mientras Francia y Alemania empiezan a dar signos de recuperación, los miembros más débiles de la eurozona continúan atascados en la recesión”. Si bien no existe el riesgo de colapso en ningún país de la Eurozona, algunos economistas estiman que varios años de estancamiento económico podrían llevar a los países aún en recesión, a una crisis de deuda en el futuro.
Esta situación puede suponer un enorme problema para la Unión Europea, ya que en el caso de un elevado endeudamiento, se podría plantear nuevamente que el país afectado, salga de la zona euro. En todo caso, la salida del euro es poco menos que una utopía, por cuanto el Tratado de Maastricht considera irreversible la Unión Monetaria de Europa y, en consecuencia, no contempla ningún mecanismo para que un país pueda salirse voluntariamente o ser expulsado de la misma.
Fecha de Publicación: 21/02/2010
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