Um "perigosa" suspeita de ser terrorista

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Menina de 6 anos no index dos EUA

Seleção argentina apoia Avós da Pça. de Mayo para o Nobel da Paz

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Seleção de Maradona é politizada

Matéria paga censurada pelo Financial Times

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Grande imprensa britânica não se comporta democraticamente

Barão de Itararé

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Pai da imprensa alternativa, um batalhador de causas justas e muito bem humorado

Crianças palestinas acorrentadas

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A foto fala por si só

Piñera y al fondo su mentor

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Será coincidência?

Manchete de jornal venezuelano em 1992

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El Nacional informa

Ministro Jobim não se dá ao respeito

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Em traje de campanha, Ministro da Defesa se exibe para a mídia

Personagens da época da Guerra Fria

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EUA patrocinou o golpe que derrubou Jango

Ingerência da CIA na Colômbia

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Uribe acabou e agora faz falta um outro de melhor aparência

Uribe no fim de linha

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Presidente colombiano é marionete dos EUA

Coca Colla boliviana

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Refrigerante competirá com a Coca-Cola na Bolívia

A importância da agroecologia

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Transgêniucos prejudicam a agroecologia

Uma publicação sintonizada no seu tempo

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New Left Review

Plataforma Ocean Guardian

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Objetivo é encontrar um mar de petróleo nas Malvinas

Cutrale a, a multinacional que tudo pode

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Alerta de Latuff

Uma visão sobre a impunidade

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O desejo de muitos brasileiros

Mais arte popular desconhecida do Haiti

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Visão de mulheres trabalhadoras haitianas

A pouco conhecida arte do Haiti

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As riquezas da cultura do Haiti

General Lazaro Cardenas y Fidel em 1959

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america latina

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a gente não se despede de mario benedetti

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um escritor imortal

boris casoy

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boris para o lixo

domingo, 13 de março de 2011

Japón - Terremoto) - Los cabilderos de la energía atómica en su porqueriza

El temblor de tierra en Japón tiene graves consequencias en las usinas atomicas del país


Reiner Metzger *


Fuente: SinPermiso
Cinco reactores atómicos en Japón se encaminan actualmente hacia una catástrofe. Los cinco han sido cerrados con carácter de emergencia y están sin enfriamiento. Lo que ocurre exactamente no lo saben ni los residentes ni el mundo, y ello sólo dos días después de un devastador terremoto. Un reactor ha explotado ya, lo que los cabilderos de la energía atómica admiten, pero que no sin cierta vacilación atribuyen en parte a una probable explosión de hidrógeno sin consecuencias graves. Ninguna comparación con Chernobil, se dice.



Estos encubrimientos y demoras en la información suponen un enorme escándalo. Y no es ninguna consecuencia del caos tras el terremoto, no: es el método habitual. En cada accidente atómico ha sido ése el caso. Primero intentar dejar la fachada intacta. Mejor poner en peligro la salud de decenas e incluso cientos de miles de personas que arriesgarse a tener mala prensa. Puede que los expertos en el terreno recuperen el control o que la población no se dé cuenta. Afortunadamente, la radiación atómica es invisible e inodora. Los miles de millones que se obtienen en este negocio no hieden.



En cualquier caso en Japón, una de las zonas más propensas a los terremotos del planeta, funcionan más de cincuenta reactores atómicos. Cada unos cuantos años una central atómica resulta dañada en un terremoto. Ahora, además, aparentemente han sido inundados por el tsunami. No tenemos suficiente información. Sólo nos resta escuchar los pronósticos de que la cosa no irá a peor. Sobre todo aquí, en Alemania.



Pero irá peor. Está en la propia naturaleza de la cosa. En todas las instalaciones industriales ocurren accidentes, ya se trate de refinerías, centrales nucleares o plataformas petrolíferas. Los técnicos pueden minimizar con precauciones la probabilidad de que un accidente ocurra. Pero en ningún caso se pueden tener precauciones para todos y cada uno de los tipos de daño posibles. El peor terremoto en la historia de Japón, sumado a la ola de diez metros de altura del tsunamini ni siquiera se encontraban entre las probabilidades de los especialistas. Tan poco como aquí en Alemania se piensa en un terremoto en la concesión de permisos o incluso en un ataque terrorista a un avión del tipo de un enorme Airbus A380. Menos aún en la construcción de las centrales nucleares en los años sesenta o setenta, durante la cual nadie podría prever lo que ocurriría en el mundo en el 2011.



Los riesgos de la técnica no pueden eliminarse. Pero en el mundo de los negocios todo cambia. Ningún estado debería construir instalaciones como las centrales nucleares, que conducen a daños impredecibles. Y quienes ganan dinero con semejantes instalaciones, como nuestro apreciado sector atómico, han de ser etiquetados claramente como cabilderos irresponsables. En su discurso siempre tienen la situación controlada, mientras detrás vuelan ya en todas las direcciones pedazos del reactor.



Se aclaran los frentes aquí en Alemania: los conservadores de la CDU y los liberales del FDP son quienes promueven en nuestro país la energía atómica. Mientras lo hagan, no son fuerzas a tener en cuenta en las elecciones. De ello somos nosotros, los alemanes, responsables. Cómo se desarrollará la situación en Japón podríamos nosotros, no menos que los japoneses, juzgarlo de una vez si finalmente se pone la verdad sobre la mesa. Pero esta situación parece cada vez más difícil, como cualquier activista anti-atómico podría temer.



(*) jefe de redacción del diario alemán Tageszeitung.

Fecha de Publicación: 13/03/11

quarta-feira, 9 de março de 2011

Panamá - Historia) - Un personaje que morió de tristeza por la invasión estadounidense

Chuchú Martínez (1929-1991), un garda espalda de Omar Torrijos, un militar, un poeta y una gran fiura humana


José Steinsleger

Cuando en el aeródromo de Paitilla supe que volaríamos en su precaria avioneta de la Segunda Guerra Mundial con un gordo de 160 kilos, el sargento José de Jesús Martínez, Chuchú reconoció que al despega sentiríamos algo de inclinación. Luego, explicó, el aparato se estabiliza solo.
Frente a mis reservas, Chuchú insistió: –¿No querías volar conmigo?
El doctor en filosofía (graduado en la Universidad Complutense de Madrid) sentenció:
–Para volar hay que dejar el miedo en tierra.
El doctor en matemáticas (graduado en la Sorbona) agregó:
–Tenemos tres opciones. Si nos caemos, el que sobrevive se comprometea escribir un relato cojonudo. Si nos morimos, ni modo.
–Te falta la tercera –dije.
El poeta escéptico, añadió:
–No existe. El gordo no sabe escribir.
Permanecí en tierra, abrumado por el impacto que en aquellos días me había causado el relato de un piloto hondureño, cuando en su intento de aterrizar con una sola rueda en el aeropuerto de Toncontín,
destruyó un autobús y mató a sus 27 pasajeros. Pero como pudo salvar el avión, el gobierno de Honduras lo condecoró, y becó a Francia.
Chuchú perdonó mi cobardía. Sin embargo, hasta hoy lamento no haber viajado en aquel avión que terminó inutilizado en el archipiélago panameño de San Blas, y que hizo historia transportando desde Paitilla armas, víveres y guerrilleros sandinistas.
Conocí a Chuchú Martínez a finales de 1972, en casa de un profesor panameño que tenía la sana costumbre de celebrar el san viernes. Tertulias donde la sobriedad duraba quince minutos, lo importante un par de horas, y las desmesuras ideológicas hasta el amanecer.
Entonces, una pareja de comunistas de la rada (antigua República Democrática de Alemania) que andaba de paso por Panamá, empezó a dar su opinión sobre la situación de América Latina. Chuchú (quien ya tenía algunos tragos encima) les preguntó como veían la lucha de los sandinistas y de los montoneros. La alemana explicó que se trataba de dos expresiones diferentes, “…pues los montoneros eran los causantes de la represión en Argentina”.
La alemana siguió con su exposición, y al cabo de algunos minutos, el acento nicapanameño de Chuchú la interrumpió con delicadeza:
–Mi amor… no conocés una mierda de América Latina.
Frunciendo el ceño, el anfitrión miró a Chuchú. La invitada, sin darse por aludida, insistió en explicar su posición. Con los nervios de punta, apurando los tragos, Chuchú caminaba por el salón. Y en el
momento que la alemana caracterizó a Omar Torrijos de socialdemócrata y burgués nacional (carente de ideología revolucionaria, agregó), Chuchú estalló:
–¡Ni mierrrrda conocen de América Latina!
En 1976, Graham Greene aterrizó en Panamá con el propósito de conocer a Torrijos. El resultado fue una de las obras menos felices del novelista inglés: Getting to know the general (El general, FCE, México 1985), donde Chuchú termina por cautivar a Greene.
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez creyó ver en Chuchú a “un personaje cabal de Graham Greene… un libro testimonial sobre el general Torrijos, pero antes que nada una novela sobre la vida y las andanzas de Chuchú Martínez, el mejor personaje de Greene, y Greene el mejor personaje de Chuchú Martínez, tal para el cual, el uno para el otro”. (La Jornada, 24/2/91).
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez creyó ver en Chuchú a “un personaje cabal de Graham Greene… un libro testimonial sobre el general Torrijos, pero antes que nada una novela sobre la vida y las andanzas de Chuchú Martínez, el mejor personaje de Greene, y Greene el mejor personaje de Chuchú Martínez, tal para el cual, el uno para el otro”. (La Jornada, 24/2/91).
Con mirada menos frívola, el salsero panameño Rubén Blades estimó que Greene impuso en el libro “…su mentalidad imperial y británica”.
Blades sostuvo que Torrijos y Chuchú aparecían “…como niños que se  esfuerzan por asumir una visión adulta del mundo. Dos Peter Pan del trópico observados por la mirada objetiva y compasiva del Señor de la literatura del Imperio Británico”.
¿Quién fue, por fin, Chuchú Martínez? En las solapas de sus 37 libros publicados, los lectores quedan atónitos: teniente de la Guardia  Nacional, poeta, dramaturgo premiado en España, doctor en filosofía y
en matemáticas, karateca, aviador, políglota fluido, catador de vinos, amante de la vida, de las mujeres, de sus muchos hijos, y ministro de Defensa nombrado por Torrijos en el Vaticano en el par de minutos en que el papa Paulo VI se acercó para bendecir la comitiva presidencial.
La mejor caracterización de Chuchú fue escrita por Stella Calloni: Un escritor que se avergonzaba de su cultura y de su erudición, que hablaba como un soldado raso y salía a caminar con un amigo bajo una
noche estrellada (La Jornada Semanal, 4/07/99).
Chuchú murió en Panamá el 27 de enero de 1991. Paro cardiaco, se dijo. Conjeturas médicas. Chuchú murió de tristeza. Pocos días antes, frente a una nutrida concurrencia de oyentes, alcanzó a decir en México: “¿Dónde están los intelectuales que iban a Panamá? Dejaron sola a Panamá. La invasión a mi país en la Navidad de 1989 fue precedida y acompañada por una guerra sicológica tan sofisticada como la bélica.
Conozco mucha gente que iba a ver a Toros y luego al general Noriega, que iba a pedir ayudas diversas. Pero cuando nuestro pueblo fue asesinado y en Panamá hubo más muertos que en Tiananmen y en
Rumania, no estaban, no decían. Callaban. Ese silencio los condena…”.

terça-feira, 8 de março de 2011

(Iraq - Historia) - Un Imperio de mentiras: la CIA y los medios occidentales

La semana pasada el Guardian, principal periódico liberal de Gran Bretaña, publicó un informe exclusivo sobre las tardías confesiones de un exiliado iraquí, Rafeed al-Janabi, con el nombre de código Curveball utilizado por la CIA.




Jonathan Cook (*)

Fuente: Bitacora
Hace ocho años, Rafeed al-Janabi tuvo un papel esencial entre bambalinas aunque fuese accidental al posibilitar la invasión de Iraq por EE.UU. Su testimonio reforzó las afirmaciones del gobierno de Bush de que el presidente de Iraq, Sadam Hussein, había desarrollado un programa avanzado de producción de armas de destrucción masiva (ADM).



El relato de Curveball incluía detalles de camiones de armas biológicas móviles presentados por Colin Powell, secretario de Estado de EE.UU., en las Naciones Unidas a comienzos de 2003. El caso, aparentemente convincente, de Powell sobre las ADM fue utilizado para justificar el ataque estadounidense a Iraq pocas semanas después.

Ocho años más tarde, Curveball reveló al Guardian que había inventado la historia de las ADM de Sadam en el año 2000, poco después de su llegada a Alemania en busca de asilo. Dijo al periódico que había mentido a los servicios de inteligencia alemanes con la esperanza de que su testimonio ayudara a derrocar a Sadam, aunque parece más probable que simplemente quisiera asegurarse de que el tema de su asilo se tomara más en serio.



Para el lector cuidadoso y subrayo la palabra cuidadoso el informe muestra varios hechos inquietantes.



Uno fue que las autoridades alemanas habrían comprobado rápidamente que su relato sobre las ADM de Iraq era falso. Miembros de los servicios de inteligencia alemán y británico viajaron a Dubai para entrevistarse con Bassil Latif, su ex jefe en la Comisión de Industrias Militares de Iraq. El doctor Latif demostró que las afirmaciones de Curveball no podían ser verídicas. Las autoridades alemanas perdieron rápidamente interés por Janabi y no volvieron a entrevistarlo hasta finales de 2002, cuando se hizo más urgente que EE.UU. presentara algo más convincente para atacar a Iraq.



Otra revelación interesante fue que a pesar de la necesidad de aclarar el testimonio de Curveball a la vista de lo que estaba en juego si se lanzaba un ataque preventivo contra otro Estado soberano los estadounidenses nunca se molestaron en entrevistar ellos mismos a Curveball.



Una tercera revelación fue que el jefe de operaciones de la CIA en Europa, Tyler Drumheller, transmitió advertencias de la inteligencia alemana de que consideraban que el testimonio de Curveball era altamente dudoso. El jefe de la CIA, George Tenet, simplemente ignoró esta información.



Teniendo en cuenta la admisión de Curveball, así como otros hechos del artículo, podemos sacar algunas conclusiones obvias, conclusiones confirmadas por los eventos posteriores.



A falta de una base en derecho internacional y del respaldo de sus principales aliados, el gobierno de Bush necesitaba desesperadamente la historia de Janabi sobre las ADM, por endeble que fuera, para justificar sus planes militares contra Iraq. La Casa Blanca no entrevistó a Curveball porque sabía que su informe sobre el programa de ADM de Sadam era un invento. Su historia se desintegraría si se analizaba; más valía dejar a Washington con la opción de negación plausible .



No obstante, el informe falsificado de Janabi fue de utilidad vital: para gran parte del público estadounidense agregó un barniz de credibilidad al caso improbable de que Sadam fuera un peligro para el mundo; ayudó a reforzar a los aliados vacilantes que se enfrentaban a sus públicos incrédulos; e introdujo a Colin Powell, un ex general que sepresentaba como la principal voz de la razón en el gobierno.



En otras palabras, la Casa Blanca de Bush utilizó a Curveball para revivir su mitológica historia sobre la amenaza de Sadam para la paz mundial.



¿Entonces, cómo el Guardian, un bastión del periodismo liberal, presentó su exclusiva sobre el episodio más controvertido de la política exterior reciente de EE.UU.?



Su titular fue: Cómo EE.UU. fue engañado por un iraquí fantasioso que quería derrocar a Sadam .



¿No comprendió el escritor del titular la historia escrita por los periodistas del periódico? No, el titular encapsuló con esmero su mensaje. En el texto nos dicen que la presentación de Powell ante la ONU reveló que los responsables de las decisiones belicistas del gobierno de Bush se habían tragado el relato de Curveball. En otro momento nos dicen que Janabi logró uno de los mayores timos de la historia de los servicios de inteligencia modernos . Y que: Sus críticos que son muchos y poderosos dicen que es difícil calcular el coste de su engaño .



En otras palabras el Guardian supuso, a pesar de toda la evidencia desvelada por su propia investigación, que Curveball engañó al gobierno de Bush y le hizo cometer un desastroso error de cálculo. Desde este punto de vista, la Casa Blanca fue la verdadera víctima de las mentiras de Curveball, no el pueblo iraquí, que ha sufrido más de un millón de víctimas mortales como resultado de la invasión, según las cifras más fiables, y cuatro millones de exiliados forzosos.



No hay nada excepcional en este ejemplo. Lo escogí porque relata un evento de continua y actual importancia.



Por desgracia, hay algo tan familiar que llega a ser deprimente en este tipo de información, incluso en las principales publicaciones liberales de Occidente. Contrariamente a su objetivo declarado, el periodismo de la tendencia dominante disminuye invariablemente el impacto de nuevos eventos cuando amenazan a las elites poderosas.



Examinaremos el motivo en un minuto. Pero consideremos primero qué, o quién, constituye actualmente el Imperio . Ciertamente, en su forma más simbólica, se puede identificar como el gobierno de EE.UU. y su ejército, que constituyen la única superpotencia del mundo.



Tradicionalmente, los imperios se han definido de manera limitada, en términos de una fuerte nación-Estado que expande con éxito su esfera de influencia y poder a otros territorios. El objetivo del Imperio es imponer la dependencia a esos territorios, y luego explotar sus recursos en el caso de países poco desarrollados o, con países más desarrollados, convertirlos en nuevos mercados para sus excedentes. En este último sentido el Imperio estadounidense ha logrado afirmar a menudo que es una fuerza por el bien del mundo, que ayuda a propagar la libertad y los beneficios de la cultura del consumo.



El Imperio logra sus objetivos de diferentes maneras: mediante la fuerza, como la conquista, cuando se enfrenta poblaciones que se resisten al robo de sus recursos; y de modo más sutil mediante la interferencia política y económica, la persuasión y el control de las mentes, cuando quiere crear nuevos mercados. No importa cómo funcione, el objetivo es crear un sentido en los territorios dependientes de que sus intereses y destinos están ligados a los del imperio.



En nuestro mundo globalizado la cuestión de quién se halla en el centro del imperio está muchos menos clara que antes. En la actualidad el gobierno de EE.UU. es menos el corazón del Imperio que su facilitador. Lo que hasta hace poco eran los brazos del Imperio, especialmente las industrias financiera y militar, se ha convertido en una elite imperial transnacional cuyos intereses no están limitados por fronteras y cuyos poderes eluden en gran parte los controles legislativos y morales.



La dirigencia de Israel, deberíamos señalar, así como sus partidarios de la elite en todo el mundo incluidos los lobbies sionistas, los fabricantes de armas, los militares occidentales, y en cierto grado incluso las tiranías árabes tambaleantes de Medio Oriente forman parte integral de esa elite transnacional.



El éxito de las elites imperiales depende en gran medida de una creencia compartida por el público occidental de que nosotros las necesitamos para asegurar nuestro sustento y seguridad y que al mismo tiempo somos realmente sus amos. Algunas de las ilusiones necesarias perpetuadas por las elites transnacionales incluyen:



Que elegimos gobiernos cuya tarea es controlar a las corporaciones;

Que nosotros, en particular, y la fuerza laboral global en general, somos los principales beneficiarios de la creación de la riqueza corporativa;

Que las corporaciones y la ideología subyacente, el capitalismo global, son la única esperanza de libertad;

Que el consumo no es sólo una expresión de nuestra libertad, sino también una fuente importante de nuestra felicidad;

Que el crecimiento económico puede mantenerse indefinidamente y sin coste a largo plazo para el crecimiento del planeta;

Y que hay grupos, denominados terroristas, que quieren destruir este benévolo sistema de creación de riqueza y mejora personal.

Esas suposiciones, por fantasiosas que puedan parecer cuando se analizan, constituyen el fundamento ideológico sobre el que se construyen las narrativas de nuestras sociedades en Occidente y del cual se deriva en última instancia nuestro sentido de identidad. Este sistema ideológico nos parece y utilizo nosotros y nuestras para referirnos sólo a públicos occidentales idóneo para describir el orden natural.



La tarea de santificar esas suposiciones y de asegurar que no se analicen corresponde a nuestros medios dominantes. Las corporaciones occidentales son dueñas de los medios, y su publicidad hace que la industria sea rentable. En ese sentido, los medios no pueden cumplir con su función de controlar al poder, porque en realidad forman parte del poder. Es el poder de la elite globalizada de controlar y limitar los horizontes ideológicos e imaginativos de los lectores y espectadores de los medios. Lo hacen para asegurar que los intereses imperiales, que son sinónimos de los de las corporaciones, no puedan amenazarse.



La historia de Curveball ilustra nítidamente el papel de los medios.



Su confesión fue tardía ocho años demasiado tarde, para ser preciso como para tener algún impacto sobre los eventos que importan. Como sucede tan a menudo con historias importantes que cuestionan los intereses de la elite, losa hechos necesarios de modo vital para permitir que los públicos occidentales lleguen a conclusiones informadas no estaban disponibles cuando eran necesarios. En este caso Bush, Cheney y Rumsfeld se han ido, como sus consejeros neoconservadores. La historia de Curveball ahora interesa sobre todo a los historiadores.



Este último punto vale de un modo bastante literal. Las revelaciones del Guardian no interesaron casi nada en los medios estadounidenses, el supuesto control en el corazón del Imperio de EE.UU. Una búsqueda en la base de datos mediática de Lexis Nexis muestra que las admisiones de Curveball sólo se publicaron en el New York Times en un breve informe en la página 7, así como en un resumen noticioso en el Washington Times. Los demás periódicos importantes de EE.UU. -docenas-, incluido el Washington Post, no las mencionaron en absoluto.



En vez de eso, la principal audiencia de la historia fuera del Reino Unido fueron los lectores del periódico Hindu de India y Khaleej Times de Dubai.



Pero incluso el Guardian, al que frecuentemente se considera atrevido por enfrentarse a poderosos intereses, envolvió su informe de manera que privaba a la confesión de Curveball de su verdadero valor. Se eliminó la verdadera importancia de los hechos. La presentación aseguró que sólo los lectores más informados habtían comprendido que Curveball no engañó a EE.UU., sino que más bien la Casa Blanca había explotado a un fantasioso o a un exiliado desesperado de un régimen brutal, depende de cómo se vea para sus propios fines ilegales e inmorales.



¿Por qué omitió lo principal el Guardian en su propia exclusiva? El motivo es que todos nuestros medios dominantes, por liberales que sean, toman como punto de partida la idea de que la cultura política de Occidente es de por sí benévola y superior desde el punto de vista moral a todos los sistemas alternativos existentes o concebibles.



En la información y en los comentarios esto se demuestra del modo más claro en la idea de que nuestros dirigentes siempre actúan de buena fe, mientras que sus dirigentes los que se oponen al Imperio o a sus intereses están impulsados por motivos viles o malignos.



De esta manera a los enemigos oficiales, como Sadam Hussein o Slobodan Milosevic, se les puede señalar como la personificación del dictador demente o avieso mientras que otros regímenes igualmente delincuentes como Arabia Saudí se describen como moderados porque abren el camino para que sus países se conviertan en objetivos de nuestras propias estrategias imperiales.



A los Estados seleccionados para el abrazo del Imperio se les deja una alternativa sombría: aceptad nuestras condiciones de rendición y convertíos en aliados o desafiad al Imperio y enfrentad nuestra ira.



Cuando las elites corporativas pisotean a otros pueblos y Estados para promover sus propios intereses egoístas, como en el caso de la invasión de Iraq para controlar sus recursos, nuestros medios dominantes no pueden permitir que su información coloque los eventos en un marco honesto. Las suposiciones persisten en los comentarios con respecto al ataque de EE.UU a Iraq. Por ejemplo, como no se encontraron las ADM, el gobierno de Bush se quedó en Iraq para impulsar un esfuerzo para desarraigar a los terroristas, restaurar la ley y el orden y propagar la democracia.



Para los medios occidentales, nuestros dirigentes cometen errores, son ingenuos o incluso estúpidos, pero nunca son malos o aviesos. Nuestros medios no exigen que se juzgue a Bush o Blair en La Haya como criminales de guerra.



Esto, desde luego, no significa que los medios occidentales sean Pravda, el vocero propagandístico del antiguo imperio soviético. Hay diferencias. El disenso es posible, aunque debe mantenerse dentro de los límites relativamente estrechos del debate razonable , un espectro de pensamiento posible que acepta sin reservas la presunción de que somos mejores, más morales, que ellos.



De la misma manera, pocas veces se dice a los periodistas por lo menos directamente qué tienen que escribir. Los medios han desarrollado procesos cuidadosos de selección y jerarquías en su personal editorial llamados filtros por los críticos de los medios Ed Herman y Noam Chomsky para asegurarse de que los periodistas disidentes o verdaderamente independientes no alcancen posiciones de verdadera influencia.



No existe, en otras palabras, una simple línea del partido. Hay elites y corporaciones en competencia, y sus voces se reflejan en el terreno estrecho que llamamos comentario y opinión. En lugar de que los dicten los funcionarios del partido, como sucedía bajo el sistema soviético, nuestros periodistas pugnan para que los admitan en las antecámaras del poder. Esos privilegios hacen carreras pero a un inmenso coste para la independencia de los periodistas.



No obstante la gama de lo permisible se expande lentamente por encima de la oposición de las elites y de la televisión y la prensa de la tendencia dominante-. La razón se encuentra en los nuevos medios, que gradualmente erosionan el monopolio mantenido durante mucho tiempo por los medios corporativos para controlar la difusión de información e ideas populares. WikiLeaks es hasta ahora el resultado más obvio, y más impresionante, de esa tendencia.



Las consecuencias ya son tangibles en todo Medio Oriente, que ha sufrido desproporcionadamente bajo el régimen opresor del Imperio. Las conmociones, mientras los pueblos árabes luchan por deshacerse de sus tiranos, también ponen al desnudo algunas de las ilusiones que nos han vendido los medios occidentales. El Imperio, nos han dicho, quiere democracia y libertad en todo el globo. Y sin embargo se le ve mudo e impasible mientras los verdugos del Imperio desencadenan armas hechas en EE.UU. contra sus pueblos que demandan libertades al estilo occidental.



Una pregunta importante es: ¿Cómo reaccionarán nuestros medios ante esta exposición, no sólo de la hipocresía de nuestros políticos sino de la suya? Ya están tratando de cooptar a los nuevos medios, incluido WikiLeaks, pero sin verdadero éxito. También comienzan a permitir un debate más amplio, aunque todavía fuertemente limitado.



La versión occidental de glasnost es particularmente obvia en la cobertura del problema más cercano a nuestros corazones, aquí en Palestina. Lo que Israel califica de campaña de deslegitimización es realmente la apertura ligera del paisaje mediático, para permitir un poco de luz donde hasta hace poco reinaba la oscuridad.



Es es una oportunidad y debemos aprovecharla. Debemos exigir más honestidad a los medios corporativos; debemos avergonzarlos al estar mejor informados que los escribidores que reciclan comunicados de prensa oficiales y claman por el acceso; y debemos descartarlos, como ya sucede, en busca de mejores fuentes de información.



Tenemos una ventana. Tenemos que abrirla con fuerza antes de que las elites del Imperio traten de cerrarla de un golpe.



* Éste es el texto de una conferencia titulada Medios como instrumento del Imperio presentada en Sabeel, Centro Ecuménico de Teología de la Liberación, en su octava conferencia internacional en Belén el viernes 25 de febrero de 2011.



(*) Escritor y periodista que trabaja en Nazaret, Israel. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East, Pluto Press, y  Disappearing Palestine: Israel's Experiments in Human Despair, Zed Books. Su págian web es www.jkcook.net.

(Libia - Guerra Civil) - Coração ao No Carnaval o mundo gira

Notícias desencontradas sobre a Líbia indicam que pode estar havendo manipulação da infomração no noticiário sobre os confrontos entre opositores e apoiadores de Khadafi

Mário Augusto Jakobskind

Fonte: Direto da Redação

É Carnaval, mas nem por isso o mundo está parado, muito pelo contrário. Os fatos acontecem com uma velocidade espantosa, como no caso da Líbia, onde não será surpresa se o governo Barak Obama decidir algum tipo de intervenção militar seja via Organização do Tratado do Atlântico Norte (Otan), Organização das Nações Unidas (ONU) ou mesmo por conta própria.

O pretexto poderá ser o de evitar a continuação do banho de sangue que ocorre no país árabe, mas cujas informações são bastante contraditórias e as armas utilizadas pelo Estado foram adquiridas no Ocidente. Na verdade, os Estados Unidos pouco se importam se direitos humanos são ou não respeitados nos países vinculados a Washington. Mas quando o país não está nos conformes, haja vista o Irã, ou mesmo a Líbia sob o comando do “ex-regenerado” Muammar Khadafi, a história muda.

A propósito, o Ministério do Interior saudita advertiu que empregará as forças de segurança para reprimir quem tentar alterar ou infringir o sistema. Em outras palavras: a monarquia amiga de Washington já autorizou a polícia a reprimir qualquer manifestação popular. Trocando em miúdos: as autoridades já devem ter detectado descontentamento popular e estão preparados para matar quem ousar protestar. Se amanhã acontecer alguma mobilização dos xiitas, que sofrem restrições em sua cidadania e são explorados ao extremo no trabalho com jornadas de até 12 horas, e a monarquia mostrar como mantém a sua autoridade, como reagirá o governo Barak Obama? Não é difícil prever. Vai se comportar como no início das manifestações no Egito contra Mubarak.

Khadafi, por mais que costeasse o alambrado nos últimos oito anos, nunca caiu totalmente nas graças do Ocidente. Mas que ele se esforçou ao máximo, fazendo concessões atrás de concessões, se associando com empresas multinacionais petrolíferas e outros babados, isso não há dúvidas.



Os EUA não querem mais saber de concessões de Khadafi, pois agora estão sequiosos pelo petróleo de alta qualidade da Líbia. Já começaram a colocar pretextos para uma eventual intervenção militar. Mas tanto Barak Obama como a secretária de Estado Hillary Clinton não conseguem convencer, a não ser os aliados de sempre, sobretudo a Grã-Bretanha de David Cameron, na retórica de defesa dos direitos humanos.

A diferença em relação ao período George W. Bush é que Barak Obama vai pensar duas vezes antes de agir, porque os Estados Unidos estão encalacrados no Iraque e Afeganistão. Abrir uma nova frente neste momento apesar do interesse no petróleo líbio pode ser complicado, embora o pessoal do complexo industrial militar não pense assim.

Corre sangue na Líbia, resta saber em que grau, mas uma intervenção estrangeira poderá aumentar a gravidade da situação e o número de vítimas dos confrontos. Pode essa intervenção até prolongar a era Khadafi.

Por outro lado há detalhes nebulosos nos fatos que se sucedem no país árabe, como, por exemplo, a acusação sobre a existência de um muito atuante movimento insurrecional em Benghazi, a Frente Nacional para a Salvação da Líbia, organizada e financiada pela Central de Inteligência dos Estados Unidos (CIA).

Claro que o governo dos EUA vai desmentir. Como as informações procedentes da Líbia são a cada momento mais desencontradas fica difícil chegar à conclusão de quem é quem nos confrontos. E essa dúvida poderá persistir durante muito tempo, só sendo esclarecida, como em outros acontecimentos do gênero, muito tempo depois, quando os arquivos implacáveis estadunidenses e de outros países europeus forem tornados públicos. Os fatos não são tão simples assim e estão sujeitos à manipulação da informação.

Nesta altura, fica valendo a proposta do Presidente Hugo Chávez, já aceita por Khadafi, de formação de uma Comissão internacional para inspecionar a Líbia e a partir daí chegar a uma conclusão sobre o que de fato acontece. Depois disso tomar as medidas que forem necessárias.

Ouvir os dois lados é uma condição importante para evitar que apareça uma verdade que posteriormente possa ser colocada em dúvida. Ainda mais agora depois que oficiais do Estado Maior da Rússia informaram que monitoravam por satélite o espaço aéreo da Líbia e não constataram ataques aéreos a Tripolil ou Benghazi, como foi noticiado no último dia 22 de fevereiro em todo o mundo. Esta informação na verdade faz lembrar o Iraque naquela história das armas de destruição em massa.

A propósito de arquivos implacáveis, na semana que passou na Argentina dois ex-ditadores, Jorge Rafael Videla e Reynaldo Bignone, mais uma vez sentaram-se no banco dos réus. Desta vez para responderem sobre roubo de 34 crianças separadas violentamente das mães presas políticas e assassinadas.

A história, como sempre, dá voltas. Os dois referidos facínoras, já condenados por outras violações dos direitos humanos estão respondendo processo graças a dois deputados, Juan Cabandié, do Partido Justicialista vinculado a Kirchner, e Victoria Donda, do Congresso da Nação, agrupamento político mais a esquerda. Ambos foram retirados dos braços de suas mães e entregues às famílias de pessoas vinculadas à repressão.

Anos depois, graças as Avós e Mães da Praça de Maio, suas verdadeiras origens foram descobertas. Os dois engajaram-se na política. Foram eleitos parlamentares e decidiram exigir que Videla e Bignone respondessem na Justiça pelo que fizeram. Ou seja, trata-se de um processo não apenas da mais alta relevância como de grande valor simbólico. Juan e Victoria na prática estão reverenciando as mães assassinadas pela repressão de responsabilidade de generais facínoras.

(Líbia - Guerra Civil) - O plano secreto de Obama para armar rebeldes da Líbia

Presidente dos Estados Unidos pede aos sauditas uma ponte aérea com armas para Benghazi.


Robert Fisk

Fonte: The Guardian (traduzido por Pratria Latina)

Desesperado para evitar o envolvimento militar dos EUA na Líbia no caso de uma luta prolongada entre o regime Kadafi e os seus opositores, os americanos pediram à Arábia Saudita que fornecesse armas aos rebeldes em Benghazi. O reino saudita, que já enfrenta um "dia da ira" proveniente do 10 por cento da comunidade muçulmana xiita, com uma proibição de todas as manifestações, até agora ainda não respondeu ao pedido altamente secreto de Washington, embora o rei Abdullah odeie pessoalmente o líder líbio, a quem tentou assassinar há pouco mais de um ano.



O pedido de Washington alinha-se com outras cooperações militares dos EUA com os sauditas. A família real em Jeddah, a qual estava profundamente envolvida no escândalo Contra durante a administração Reagan, deu apoio imediato aos esforços americanos para armar guerrilhas que combatiam o exército soviético no Afeganistão em 1980 e posteriormente – para desgosto da América – também financiou e armou o Taliban.



Mas os sauditas constituem o único aliado árabe dos EUA estrategicamente colocado e capaz de fornecer armas às guerrilhas da Líbia. A sua assistênci permitiria a Washington desmentir qualquer envolvimento militar na cadeia de fornecimento – muito embora as armas fossem americanas e pagas pelos sauditas.



Disseram aos sauditas que os oponentes de Kadafi precisam de rockets anti-tanque e morteiros como primeira prioridade para repelir ataques de blindados de Kadafi e de mísseis terra-ar para derrubar os seus caças-bombardeiros.



Os materiais poderiam chegar a Benghazi dentro de 48 horas mas precisariam ser entregues em bases aéreas na Líbia ou no aeroporto de Benghazi. Se as guerrilhas puderem então avançar para a ofensiva e assaltar as fortalezas de Kadafi na Líbia ocidental, a pressão política sobre a América e a NATO – não menor que a dos membros republicanos do Congresso – para estabelecer uma zona de interdição de voo seria reduzida.



Planejadores militares estado-unidenses já deixaram claro que uma zona desta espécie precisaria de ataques aéreos dos EUA contra o funcionamento das bases de mísseis anti-aéreos da Líbia, ainda que gravemente esgotados, portanto trazendo Washington directamente para a guerra ao lado dos opositores de Kadafi.



AWACS da US Navy. Durante vários dias, aviões de vigilância AWACS dos EUA têm estado a voar em torno da Líbia, fazendo contacto constante com o controle de tráfego aéreo de Malta e pedindo pormenores de padrões de voo líbios, incluindo jornadas feitas nas últimas 48 horas pelo jacto privado de Kadafi, o qual voou para a Jordânia e voltou à Líbia pouco antes do fim de semana.



Oficialmente, a NATO descreverá a presença de aviões AWACS americanos apenas como parte da sua Operation Active Endeavor pós 11/Set, a qual tem vasta autonomia para empreender medidas de contra-terrorismo na região do Médio Oriente.



Os dados dos AWACS são transferidos a todos os países da NATO sob o mandato existente da missão. Contudo, agora que Kadafi foi restabelecido como um super-terrorista no léxico ocidental, a missão da NATO pode facilmente ser utilizada para investigar alvos na Líbia se forem empreendidas operações militares activas.



O canal de televisão em inglês da Al Jazeera difundiu na noite passada gravações feitas pelo avião americano para o controle de tráfego aéreo de Malta, em que pedia informação acerca de voos líbios, especialmente o do jacto de Kadafi.



Um avião AWACS americano, matrícula número LX-N90442, podia ser ouvido a contactar a torre de controle de Malta no sábado a pedir informação acerca de um Dassault-Falcon 900 jet 5A-DCN da Líbia no seu caminho de Amman para Mitiga, o próprio aeroporto VIP de Kadafi.



Ouve-se o AWACS 07 da NATO dizer: "Tem informação acerca de um avião com a posição Squawk 2017 cerca de 85 milhas a Leste da nossa [sic]?"



O controle de tráfego aéreo de Malta responde: "Sete, isso parece ser o Falcon 900 – em nível de voo 340, com destino a Mitiga, segundo o plano de voo".



Mas a Arábia Saudita já está a enfrentar perigos de um dia de protesto coordenado pelos seus próprios cidadãos muçulmanos xiitas os quais, fortalecidos pelo levantamento xiita na ilha vizinha de Bahrain, na sexta-feira apelaram a manifestações de rua contra a família dirigente dos al-Saud.



Depois de despejar tropas e polícia de segurança no província de Qatif, na semana passada, os sauditas anunciaram uma proibição à escala nacional de todas as manifestações públicas.



Os organizadores xiitas afirmam que mais de 20 mil protestatários planeiam manifestar-se com mulheres nas linhas de frente para impedir o exército saudita de abrir fogo.



Contudo, se o governo saudita aceder ao pedido da América para enviar armas e mísseis aos rebeldes líbios, seria quase impossível para o presidente Barack Obama condenar o reino por qualquer violência contra os xiitas das províncias do Nordeste.



Portanto, no espaço de tempo de apenas umas poucas horas o despertar árabe, a exigência de democracia na África do Norte, a revolta xiita e o levantamento contra Kadafi tornaram-se embrulhados com as prioridades militares dos EUA na região.



Data de Publicação: 7/Março/2011

sábado, 5 de março de 2011

(Líbia - Política) - La guerra inevitable de La Otan

El ex-Presidente de Cuba hace una previsión sobre una posible intervención militar en Libia y analisa el proceso de desarollo en este país arabe
Fidel Castro

Fuente: CubaDebate)


A diferencia de lo que ocurre en Egipto y Túnez, Libia ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano de África y tiene la más alta esperanza de vida del Continente. La educación y la salud reciben especial atención del Estado. El nivel cultural de su población es sin dudas más alto. Sus problemas son de otro carácter. La población no carecía de alimentos y servicios sociales indispensables. El país requería abundante fuerza de trabajo extranjera para llevar a cabo ambiciosos planes de producción y desarrollo social.

Por ello suministraba empleo a cientos de miles de trabajadores egipcios, tunecinos, chinos y de otras nacionalidades. Disponía de enormes ingresos y reservas en divisas convertibles depositadas en los bancos de los países ricos, con las cuales adquirían bienes de consumo e incluso, armas sofisticadas que precisamente le suministraban los mismos países que hoy quieren invadirla en nombre de los derechos humanos.

La colosal campaña de mentiras, desatada por los medios masivos de información, dio lugar a una gran confusión en la opinión pública mundial. Pasará tiempo antes de que pueda reconstruirse lo que realmente ha ocurrido en Libia, y separar los hechos reales de los falsos que se han divulgado.

Emisoras serias y prestigiosas, como Telesur, se veían obligadas a enviar reporteros y camarógrafos a las actividades de un grupo y a las del lado opuesto, para informar lo que realmente ocurría.

Las comunicaciones estaban bloqueadas, los funcionarios diplomáticos honestos se jugaban la vida recorriendo barrios y observando actividades, de día o de noche, para informar lo que estaba ocurriendo. El imperio y sus principales aliados emplearon los medios más sofisticados para divulgar informaciones deformadas sobre los acontecimientos, entre las cuales había que inferir los rasgos de la verdad.

Sin duda alguna, los rostros de los jóvenes que protestaban en Bengasi, hombres, y mujeres con velo o sin velo, expresaban indignación real.

Se puede apreciar la influencia que todavía ejerce el componente tribal en ese país árabe, a pesar de la fe musulmana que comparte sinceramente el 95% de su población.

El imperialismo y la OTAN ─seriamente preocupados por la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe, donde se genera gran parte del petróleo que sostiene la economía de consumo de los países desarrollados y ricos─ no podían dejar de aprovechar el conflicto interno surgido en Libia para promover la intervención militar. Las declaraciones formuladas por la administración de Estados Unidos desde el primer instante fueron categóricas en ese sentido.

Las circunstancias no podían ser más propicias. En las elecciones de noviembre la derecha republicana propinó un golpe contundente al Presidente Obama, experto en retórica.

El grupo fascista de “misión cumplida”, apoyado ahora ideológicamente por los extremistas del Tea Party, redujo las posibilidades del actual Presidente a un papel meramente decorativo, en el que peligraba incluso su programa de salud y la dudosa recuperación de la economía, a causa del déficit presupuestario y el incontrolable crecimiento de la deuda pública, que batían ya todos los records históricos.

Pese al diluvio de mentiras y la confusión creada, Estados Unidos no pudo arrastrar a China y la Federación Rusa a la aprobación por el Consejo de Seguridad de una intervención militar en Libia, aunque logró en cambio obtener, en el Consejo de Derechos Humanos, la aprobación de los objetivos que buscaba en ese momento. Con relación a una intervención militar, la Secretaria de Estado declaró con palabras que no admiten la menor duda: “ninguna opción está descartada”.

El hecho real es que Libia está ya envuelta en una guerra civil, como habíamos previsto, y nada pudo hacer Naciones Unidas para evitarlo, excepto que su propio Secretario General regara una buena dosis de combustible en el fuego.

El problema que tal vez no imaginaban los actores es que los propios líderes de la rebelión irrumpieran en el complicado tema declarando que rechazaban toda intervención militar extranjera.

Diversas agencias de noticias informaron que Abdelhafiz Ghoga, portavoz del Comité de la Revolución declaró el lunes 28 que “‘El resto de Libia será liberado por el pueblo libio’”.

“Contamos con el ejército para liberar Trípoli’ aseguró Ghoga durante el anuncio de la formación de un ‘Consejo Nacional’ para representar a las ciudades del país en manos de la insurrección.”

“‘Lo que queremos es informaciones de inteligencia, pero en ningún caso que se afecte nuestra soberanía aérea, terrestre o marítima’, agregó, durante un encuentro con periodistas en esta ciudad situada 1.000 km al este de Trípoli.”

“La intransigencia de los responsables de la oposición sobre la soberanía nacional reflejaba la opinión manifestada en forma espontánea por muchos ciudadanos libios a la prensa internacional en Bengasi”, informó un despacho de la agencia AFP el pasado lunes.

Ese mismo día, una profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, Abeir Imneina, declaró:

“Hay un sentimiento nacional muy fuerte en Libia.”

“‘Además, el ejemplo de Irak da miedo al conjunto del mundo árabe’, subraya, en referencia a la invasión norteamericana de 2003 que debía llevar la democracia a ese país y luego, por contagio, al conjunto de la región, una hipótesis totalmente desmentida por los hechos.”

Prosigue la profesora:

“‘Sabemos lo que pasó en Irak, es que se encuentra en plena inestabilidad, y verdaderamente no deseamos seguir el mismo camino. No queremos que los norteamericanos vengan para tener que terminar lamentando a Gadafi’, continuó esta experta.”

“Pero según Abeir Imneina, ‘también existe el sentimiento de que es nuestra revolución, y que nos corresponde a nosotros hacerla’.”

A las pocas horas de publicarse este despacho, dos de los principales órganos de prensa de Estados Unidos, The New York Times y The Washington Post, se apresuraron en ofrecer nuevas versiones sobre el tema, de lo cual informa la agencia DPA al día siguiente 1º de marzo: “La oposición libia podría solicitar que Occidente bombardee desde el aire posiciones estratégicas de las fuerzas fieles al presidente Muamar al Gadafi, informa hoy la prensa estadounidense.”

“El tema está siendo discutido dentro del Consejo Revolucionario libio, precisan ‘The New York Times’ y ‘The Washington Post’ en sus versiones online.”

“‘The New York Times’ acota que estas discusiones ponen de manifiesto la creciente frustración de los líderes rebeldes ante la posibilidad de que Gadafi retome el poder”.

“En el caso de que las acciones aéreas se realicen en el marco de las Naciones Unidas, éstas no implicarían intervención internacional, explicó el portavoz del consejo, citado por ‘The New York Times’.”

“El consejo está conformado por abogados, académicos, jueces y prominentes miembros de la sociedad Libia.”

Afirma el despacho:

“‘The Washington Post’ citó a rebeldes reconociendo que, sin el apoyo de Occidente, los combates con las fuerzas leales a Gadafi podrían durar mucho y costar gran cantidad de vidas humanas.”

Llama la atención que en esa relación no se mencione un solo obrero, campesino, constructor, alguien relacionado con la producción material o a un joven estudiante o combatiente de los que aparecen en las manifestaciones. ¿Por qué el empeño en presentar a los rebeldes como miembros prominentes de la sociedad reclamando bombardeos de Estados Unidos y la OTAN para matar libios?

Algún día se conocerá la verdad, a través de personas como la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, que con tanta elocuencia narra la terrible experiencia que mató, destruyó los hogares, dejó sin empleo o hizo emigrar a millones de personas en Iraq.

Hoy miércoles dos de marzo, la Agencia EFE presenta al conocido vocero rebelde haciendo declaraciones que, a mi juicio, afirman y a la vez contradicen las del lunes: “Bengasi (Libia), 2 de marzo. La dirección rebelde libia pidió hoy al Consejo de Seguridad de la ONU que lance un ataque aéreo ‘contra los mercenarios’ del régimen de Muamar el Gadafi.”

“‘Nuestro Ejército no puede lanzar ataques contra los mercenarios, por su papel defensivo’, afirmó el portavoz rebelde Abdelhafiz Ghoga en una conferencia de prensa en Bengasi.”

“‘Es diferente un ataque aéreo estratégico que una intervención extranjera, que rechazamos’, recalcó el portavoz de las fuerzas de oposición, que en todo momento se han mostrado en contra de una intervención militar extranjera en el conflicto libio”.

¿A cuál de las muchas guerras imperialistas se parecería esta?

¿La de España en 1936, la de Mussolini contra Etiopía en 1935, la de George W. Bush contra Iraq en el año 2003 o a cualquiera de las decenas de guerras promovidas por Estados Unidos contra los pueblos de América, desde la invasión de México en 1846, hasta la de Las Malvinas en 1982?

Sin excluir, desde luego, la invasión mercenaria de Girón, la guerra sucia y el bloqueo a nuestra Patria a lo largo de 50 años, que se cumplirán el próximo 16 de abril.

En todas esas guerras, como la de Vietnam que costó millones de vidas, imperaron las justificaciones y las medidas más cínicas.

Para los que alberguen alguna duda, sobre la inevitable intervención militar que se producirá en Libia, la agencia de noticias AP, a la que considero bien informada, encabezó un cable publicado hoy, en el que se afirma: “Los países de la Organización del Tratado del Atlántico (OTAN) elaboran un plan de contingencia tomando como modelo las zonas de exclusión de vuelos establecidas sobre los Balcanes en la década de 1990, en caso de que la comunidad internacional decida imponer un embargo aéreo sobre Libia, dijeron diplomáticos”.

Más adelante concluye: “Los funcionarios, que no podían dar sus nombres debido a lo delicado del asunto, indicaron que las opciones que se observan tienen punto de partida en la zona de exclusión de vuelos que impuso la alianza militar occidental sobre Bosnia en 1993 que contó con el mandato del Consejo de Seguridad, y en los bombardeos de la OTAN por Kosovo en 1999, QUE NO LO TUVO”.



Segunda parte

Cuando Gaddafi, coronel del ejército libio, inspirado en su colega egipcio Abdel Nasser, derrocó al Rey Idris I en 1969 con solo 27 años de edad, aplicó importantes medidas revolucionarias como la reforma agraria y la nacionalización del petróleo. Los crecientes ingresos fueron dedicados al desarrollo económico y social, particularmente a los servicios educacionales y de salud de la reducida población libia, ubicada en un inmenso territorio desértico con muy poca tierra cultivable.

Bajo aquel desierto existía un extenso y profundo mar de aguas fósiles. Tuve la impresión, cuando conocí un área experimental de cultivos, que aquellas aguas, en un futuro, serían más valiosas que el petróleo.

La fe religiosa, predicada con el fervor que caracteriza a los pueblos musulmanes, ayudaba en parte a compensar la fuerte tendencia tribal que todavía subsiste en ese país árabe.

Los revolucionarios libios elaboraron y aplicaron sus propias ideas respecto a las instituciones legales y políticas, que Cuba, como norma, respetó.

Nos abstuvimos por completo de emitir opiniones sobre las concepciones de la dirección libia.

Vemos con claridad que la preocupación fundamental de Estados Unidos y la OTAN no es Libia, sino la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe que desean impedir a cualquier precio.

Es un hecho irrebatible que las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN con Libia en los últimos años eran excelentes, antes de que surgiera la rebelión en Egipto y en Túnez.

En los encuentros de alto nivel entre Libia y los dirigentes de la OTAN ninguno de estos tenía problemas con Gaddafi. El país era una fuente segura de abastecimiento de petróleo de alta calidad, gas e incluso potasio. Los problemas surgidos entre ellos durante las primeras décadas habían sido superados.

Se abrieron a la inversión extranjera sectores estratégicos como la producción y distribución del petróleo.

La privatización alcanzó a muchas empresas públicas. El Fondo Monetario Internacional ejerció su beatífico papel en la instrumentación de dichas operaciones.

Como es lógico, Aznar se deshizo en elogios a Gaddafi y tras él Blair, Berlusconi, Sarkozy, Zapatero, y hasta mi amigo el Rey de España, desfilaron ante la burlona mirada del líder libio. Estaban felices.

Aunque pareciera que me burlo no es así; me pregunto simplemente por qué quieren ahora invadir Libia y llevar a Gaddafi a la Corte Penal Internacional en La Haya.

Lo acusan durante las 24 horas del día de disparar contra ciudadanos desarmados que protestaban. ¿Por qué no explican al mundo que las armas y sobre todo los equipos sofisticados de represión que posee Libia fueron suministrados por Estados Unidos, Gran Bretaña y otros ilustres anfitriones de Gaddafi?

Me opongo al cinismo y a las mentiras con que ahora se quiere justificar la invasión y ocupación de Libia.

La última vez que visité a Gaddafi fue en mayo de 2001, 15 años después de que Reagan atacó su residencia bastante modesta, donde me llevó para ver cómo había quedado. Recibió un impacto directo de la aviación y estaba considerablemente destruida; su pequeña hija de tres años murió en el ataque: fue asesinada por Ronald Reagan. No hubo acuerdo previo de la OTAN, el Consejo de Derechos Humanos, ni el Consejo de Seguridad.

Mi visita anterior había tenido lugar en 1977, ocho años después del inicio del proceso revolucionario en Libia. Visité Trípoli; participé en el Congreso del Pueblo libio, en Sebha; recorrí los primeros experimentos agrícolas con las aguas extraídas del inmenso mar de aguas fósiles; conocí Bengasi, fui objeto de un cálido recibimiento. Se trataba de un país legendario que había sido escenario de históricos combates en la última guerra mundial. Aún no tenía seis millones de habitantes, ni se conocía su enorme volumen de petróleo ligero y agua fósil. Ya las antiguas colonias portuguesas de África se habían liberado.

En Angola habíamos luchado durante 15 años contra las bandas mercenarias organizadas por Estados Unidos sobre bases tribales, el gobierno de Mobutu, y el bien equipado y entrenado ejército racista del apartheid. Éste, siguiendo instrucciones de Estados Unidos, como hoy se conoce, invadió Angola para impedir su independencia en 1975, llegando con sus fuerzas motorizadas a las inmediaciones de Luanda. Varios instructores cubanos murieron en aquella brutal invasión. Con toda urgencia se enviaron recursos.

Expulsados de ese país por las tropas internacionalistas cubanas y angolanas hasta la frontera con Namibia ocupada por Sudáfrica, durante 13 años los racistas recibieron la misión de liquidar el proceso revolucionario en Angola.

Con el apoyo de Estados Unidos e Israel desarrollaron el arma nuclear. Poseían ya ese armamento cuando las tropas cubanas y angolanas derrotaron en Cuito Cuanavale sus fuerzas terrestres y aéreas, y desafiando el riesgo, empleando las tácticas y medios convencionales, avanzaron hacia la frontera de Namibia, donde las tropas del apartheid pretendían resistir. Dos veces en su historia nuestras fuerzas han estado bajo el riesgo de ser atacadas por ese tipo de armas: en octubre de 1962 y en el Sur de Angola, pero en esa segunda ocasión, ni siquiera utilizando las que poseía Sudáfrica habrían podido impedir la derrota que marcó el fin del odioso sistema. Los hechos ocurrieron bajo el gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos y Pieter Botha en Sudáfrica.

De eso, y de los cientos de miles de vidas que costó la aventura imperialista, no se habla.

Lamento tener que recordar estos hechos cuando otro gran riesgo se cierne sobre los pueblos árabes, porque no se resignan a seguir siendo víctimas del saqueo y la opresión.

La Revolución en el mundo árabe, que tanto temen Estados Unidos y la OTAN, es la de los que carecen de todos los derechos frente a los que ostentan todos los privilegios, llamada, por tanto, a ser más profunda que la que en 1789 se desató en Europa con la toma de la Bastilla.

Ni siquiera Luis XIV, cuando proclamó que el Estado era él, poseía los privilegios del Rey Abdulá de Arabia Saudita, y mucho menos la inmensa riqueza que yace bajo la superficie de ese casi desértico país, donde las transnacionales yankis determinan la sustracción y, por tanto, el precio del petróleo en el mundo.

A partir de la crisis en Libia, la extracción en Arabia Saudita se elevó en un millón de barriles diarios, a un costo mínimo y, en consecuencia, por ese solo concepto los ingresos de ese país y quienes lo controlan se elevan a mil millones de dólares diarios.

Nadie imagine, sin embargo, que el pueblo saudita nada en dinero. Son cDEFANGED_Onmovedores los relatos de las condiciones de vida de muchos trabajadores de la construcción y otros sectores, que se ven obligados a trabajar 13 y 14 horas con salarios miserables.

Asustados por la ola revolucionaria que sacude el sistema de saqueo prevaleciente, después de lo ocurrido con los trabajadores de Egipto y Túnez, pero también por los jóvenes sin empleo en Jordania, los territorios ocupados de Palestina, Yemen, e incluso Bahrein y los Emiratos Árabes con ingresos más elevados, la alta jerarquía saudita está bajo el impacto de los acontecimientos.

A diferencia de otros tiempos, hoy los pueblos árabes reciben información casi instantánea de los sucesos, aunque extraordinariamente manipulada.

Lo peor para el estatus quo de los sectores privilegiados es que los porfiados hechos están coincidiendo con un considerable incremento de los precios de los alimentos y el impacto demoledor de los cambios climáticos, mientras Estados Unidos, el mayor productor de maíz del mundo, gasta el 40 por ciento de ese producto subsidiado y una parte importante de la soya en producir biocombustible para alimentar los automóviles. Seguramente Lester Brown, el ecologista norteamericano mejor informado del mundo sobre productos agrícolas, nos pueda ofrecer una idea de la actual situación alimentaria.

El presidente bolivariano, Hugo Chávez, realiza un valiente esfuerzo por buscar una solución sin la intervención de la OTAN en Libia. Sus posibilidades de alcanzar el objetivo se incrementarían si lograra la proeza de crear un amplio movimiento de opinión antes y no después que se produzca la intervención, y los pueblos no vean repetirse en otros países la atroz experiencia de Iraq.

Fecha de Publicación: 3/4 de marzo de 2011

sexta-feira, 4 de março de 2011

(EEUU-America Latina) - La visita de Barak Obama

Revista chilena Punto Final califica como mala noticia próxima visita de Obama



Fuente: Punto Final/Prensa Latina




La anunciada gira del presidente estadounidense, Barack Obama, por Latinoamérica oculta intereses que perjudican a los países de la región, advirtió hoy aquí la revista chilena Punto Final.



A Estados Unidos le inquietan las posibilidades de consolidación en América Latina de procesos antimperialistas -como el de Venezuela- que desafían y debilitan su dominación, alertó la publicación sobre la verdadera intención del próximo viaje de Obama a Chile, Brasil y El Salvador.



Washington está empeñado en aislar y desestabilizar a los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, e intenta empujar el repliegue de las fuerzas progresistas en Brasil, Argentina y otras naciones del continente; ese es el objetivo real de la gira, apuntó en un editorial la reconocida revista chilena.



Opinó en consecuencia que la presencia de Obama en Chile no es una buena noticia y no puede ser bienvenida, por lo que instó a los trabajadores, estudiantes, intelectuales, campesinos, mapuches y ciudadanía a movilizarse en señal de repudio al capitalismo deshumanizado que representa el mandatario norteamericano.



Comentó que Obama defraudó a sus electores y se plegó al poder del complejo militar-industrial que gobierna su país.



Signo del status quo de la Casa Blanca, Punto Final ilustró cómo se mantienen abiertas la prisión de Guantánamo y las cárceles secretas de la CIA en diversos países, además de la continuidad de la ocupación en Afganistán e Iraq. La IV Flota amenaza a los países latinoamericanos y la V Flota se apresta a invadir Libia, remarcó el rotativo chileno.



Denunció asimismo el referido medio cómo se mantiene el criminal bloqueo de Cuba, condenado por la ONU, ejemplo de la habitual injerencia y política de dominación de Estados Unidos en el continente y que Chile sufrió trágicamente con la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) prohijada por Washington.



Según fuentes oficiales, Obama tiene previsto viajar a esta capital los días 21 y 22 de marzo venideros y como parte de su agenda en Chile prevé pronunciar un discurso dirigido a Latinoamérica.



Sobre su visita aquí, el Partido Comunista de Chile consideró que podría ser un buen gesto si el presidente estadounidense se refiere al porqué su país impulsó, respaldó y financió el golpe militar contra el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende.



Publicado el 4 Marzo 2011